Creo que es importante señalar que en el sexenio pasado se gastó quizá como nunca antes en materia de aviación, con muy importantes inversiones en re configuración y modernización del espacio aéreo del Valle de México, la construcción de nuevos aeropuertos como el “Felipe Ángeles” en Santa Lucía o el “Felipe Carrillo Puerto” de Tulum, la creación de la Agencia Federal de Aviación (AFAC) como órgano administrativo desconcentrado, e incluso con la fundación de una nueva aerolínea, rescatando la famosa marca comercial “Mexicana”.
Sin embargo, el manejo de algunos asuntos, como la propia cancelación del polémico proyecto de Texcoco, el largo tiempo que el país estuvo castigado bajo “Categoría 2” por parte de las autoridades aeronáuticas estadounidenses, el golpe de la Pandemia, la tortuosa venta de las aeronaves presidenciales (porque no olvidemos que no solo se trataba del famoso Boeing 787 TP-01, sino que eran alrededor de 70 las aeronaves que el Gobierno puso a la venta), junto con la medida de austeridad republicana de desalentar el uso de vuelos privados por parte de los funcionarios, entre otras cosas, mantuvieron en el ojo del huracán, mediáticamente hablando, todos los temas aeronáuticos, y no siempre generando las mejores opiniones.
Si bien, con lo enumerado queda bastante claro que el transporte aéreo fue tema central en la agenda política de la anterior administración, es obvio que la forma en que el equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum tome las riendas de la aviación será fundamental para garantizar la continuidad y éxito de todo lo sembrado, pero además, creo que será muy importante que los miembros de la comunidad aeronáutico perciban, más que nunca, que se les va a tomar en cuenta, especialmente porque dentro del medio aeronáutico mexicano no faltan las voces que sienten que nuestra industria está algo olvidada y que no se reconoce adecuadamente el esfuerzo de tantas y tantas personas que, con innegable profesionalismo y verdadera pasión, hacen que la aviación sea una actividad verdaderamente imprescindible para el desarrollo nacional.
Por eso considero muy relevante que regrese la entrega de las preseas “Emilio Carranza”. Esta prestigiosa medalla, creada en 1949 por Decreto Presidencial en honor del prócer de la aviación mexicana, conquistador del vuelo México-Washington en 1928, ha sido durante más de 70 años el máximo reconocimiento del gobierno mexicano para quienes han servido con esmero al engrandecimiento de la aviación. La entrega de la presea había sido suspendida desde hace seis años, debido a recortes presupuestarios, pero la nueva administración decidió revivirla y volver a dar este reconocimiento tan importante, lo cual me parece un maravilloso guiño sobre la atención que podemos esperar para la aviación.
Así, no puedo más que aplaudir el trabajo del general Enrique Vallin Osuna, del capitán Juan Carlos Rosaldo Alor, del ingeniero José Juan Reséndiz Carrillo, así como del resto del equipo de la AFAC que ha apoyado esta iniciativa, y en particular a la subsecretaria de Transportes, Tania Carro Toledo, por lograrlo. Enhorabuena y espero de corazón que continúe este esfuerzo por reconocer el trabajo y entrega de todas esas personas maravillosas, que conforman nuestra tan querida familia aeronáutica mexicana, con eventos como el que ahora se realizó muy felizmente, coincidiendo con la conmemoración número 119 del natalicio del legendario capitán Carranza.
Y bueno, la alegría que siento por esta nueva era de la presea se desborda aún más, porque me ha tocado recibirla, coronando así más de 35 años dedicado a difundir e impulsar la historia y quehacer de la aviación, desde las páginas de mi queridísima revista América Vuela, conduciendo el camino de Aero Expo o colaborando en otros medios, en innumerables y enriquecedoras actividades relacionadas con el vuelo.
Recibo esta distinción compartiendo el honor con todos los y las que me han ayudado y han sido parte de mi gran aventura por la aviación, prácticamente desde que empecé de niño, dibujando historietas de “Los Tigres Voladores”, pasando por lograr mi primer vuelo solo y tener mi propio Cessna, hasta ver cumplido el sueño de convertirme en escritor de temas aeroespaciales, ver triunfar la revista y consolidar un evento tan querido como Aero Expo. Nada hubiera sido posible sin la abundante ayuda que he recibido generosamente de todos los que han colaborado conmigo, de mis socios y amigos, de mis queridísimos lectores, patrocinadores y clientes. A todos les tengo el más profundo agradecimiento y asumo el compromiso de seguir adelante con más entusiasmo, para poder contribuir a hacer más cosas que sigan dando voz a nuestra hermosa industria aérea. Por supuesto, vaya una muy calurosa felicitación para quienes, junto conmigo, tuvieron el gusto de estar en el Alcázar de Chapultepec, el pasado 9 de diciembre, recibiendo este gran honor.
Saludos
Héctor Dávila
Imagen: Alejandro Torres
